Cuando el viento sopla del este, el clima cambia al oeste." Este proverbio sueco resonaba en nuestras mentes mientras nos dirigíamos hacia la escuela Kungsholmens Västra gymnasium en Estocolmo. Allí nos recibió Annelie Stupalo, la subdirectora encargada de mostrarnos el funcionamiento interno de esta institución educativa.
Annelie nos ofreció un breve resumen del sistema educativo sueco y posteriormente nos habló de su centro. Cuentan con 1050 estudiantes distribuidos en 5 programas diferentes: ciencias sociales, economía, ciencias, un ciclo de servicios de enfermería y un programa introductorio para aquellos que necesitaban reforzar sus habilidades después de la educación obligatoria.
Tienen 64 profesores trabajando en equipos según los programas formativos que ofrecen , y dos de ellos dedicados a estudiantes con necesidades especiales. El equipo directivo lo forman un director y tres asistentes, y también tienen personal en secretaría, un informático y un bibliotecario, todos trabajando en conjunto para apoyar a los estudiantes.
Descubrimos que la escuela compartía algunas instalaciones con otros colegios de la zona, como el restaurante y la biblioteca, lo que promovía la colaboración y el intercambio entre instituciones educativas.
Nos llamó la atención el enfoque inclusivo de la escuela, con equipamiento especializado en muchas aulas para estudiantes con problemas auditivos, lo que resultaba en ratios más bajas en esas clases.
Hay una reunión grupal al inicio del curso con los padres, y destacaron la importancia de la colaboración entre la escuela y las familias en el éxito educativo de los estudiantes.
El horario escolar, abarca desde las 8:30 a 16:30, con la posibilidad de terminar a las 14:00 en algunos casos. Respecto a los móviles tienen la política de dejarlos en una caja durante las clases para minimizar las distracciones, aunque algunos alumnos nos dijeron que la forma de gestionar esto dependía de cada profesor en concreto.
Supimos que no había desdobles debido al alto costo y que el equipo directivo evaluaba a los profesores al menos una vez al año, siguiendo una serie de criterios establecidos. Además, nos informaron que no se permitían más de dos exámenes en una semana y las asignaturas de idiomas tenían una carga de trabajo más intensa con muchas más tareas por la propia naturaleza de las materias.
Al finalizar nuestra visita, todos los profesores participantes de la experiencia sueca, coincidimos en destacar la calidad de los espacios tan sofisticados, amplios y diseñados con la intención de aportar confortabilidad y bienestar al alumnado.
Seguimos aprendiendo, seguimos trabajando
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