El reloj marca las 15:00 de la tarde cuando comienza el curso. Pero antes de sumergirse en el mundo de la educación sueca, Rubén y Alejandro deciden explorar el barrio Glam Stan durante la mañana. Calles empedradas, cafeterías acogedoras y una mezcla de arquitectura moderna y clásica les dan la bienvenida.
Por la tarde, llegan a la dirección donde se imparte la formación. Allí se encuentran con 70 personas de 11 nacionalidades diferentes. La diversidad es palpable, y la energía en la sala es contagiosa. La primera parte de la jornada es inusual: una versión libre del concurso Eurovisión, donde cada nacionalidad defiende a su país cantando una canción. Risas, aplausos y una sensación de comunidad llenan el espacio.
Luego, se forman grupos. Cada participante comparte sus objetivos formativos para el curso en Estocolmo. Las conversaciones fluyen en varios idiomas, y los participantes plantean las expectativas que tienen para los siguientes siete días.
La pausa para el café es más que una recarga de energía. Es un momento para conectar con compañeros de otros países y sistemas educativos.
A continuación, la ponencia de Mauricio y Norma, profesores del sistema educativo sueco hablan de la paradoja de la sociedad sueca: solidaridad e igualdad coexisten con dosis de individualismo y brecha salarial. El debate sobre la identidad sueca está latente en esta sociedad aparentemente perfecta.
Finalmente, para concluir la jornada, los itinerarios de las visitas escolares se distribuyen según las especialidades de los profesores. Mañana Ruben y Alejandro continuarán viviendo la experiencia sueca.
Seguimos trabajando, seguimos aprendiendo.
Enjoy!!😜
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