Sábado 9 de marzo.
Despedida.
A empujones tuve que meter a la gente en el autobús. Nadie quería dejar el abrazo a medias y llorando como magdalenas bajo una lluvia cada vez más fuerte, llegó el final. Sólo nos queda agradeceros vuestra hospitalidad. GRACIAS.
A Isabel, por traernos hasta aquí, por "abandonar" a su familia para quedarse con nosotros durante toda la semana y preparar todo tan bien para complacernos. También por regalarnos el placer de coincidir con el grupo de amigos italianos.
A Antonio y su equipo por abrirnos las puertas de su colegio y acogernos como propios. A todos los profesores que con cariño prepararon las actividades; en especial a Nísia que nos hizo superar la timidez inicial y sacó lo mejor de nosotros para abrir las puertas de nuestros corazones.
A todas las empleadas, que llenan de calor los pasillos (D. Fernanda (¡tanto cariño! D. Teresa ¡Cuanto amor en la mirada y siempre sonriente!) ¿Qué puedo decir de Patricia? La personificación de la alegría de vivir... Bruno, siempre atento; señora Sara, mucha paciencia... Esta escuela no necesita calefacción ¡de tanto que derrochan calor humano!
Además del colegio, GRACIAS a las familias que han acogido a los nuestros como a uno más de sus hijos. Gracias por el esfuerzo de compartir y dar sin condiciones. Hemos podido encontrar en ellos el mejor ejemplo de bondad, generosidad y amor en tiempos en los que estos valores están en peligro de extinción. Y eso son también sus hijos: Bruna, Pedro, José, Gonzalo...ejemplo de buenas personas. Una pena no haber podido pasar más tiempo con nuestras amigas Mónica, Gloria, Fernanda, Fátima, Helena...
¡Cuánta gente buena! Mejor imposible. Os llevaremos siempre en el corazón. Para acabar, GRACIAS con mayúsculas a Alejandro e Irene y Jose que llevan el trabajo "sucio" de este proyecto, pero que tantas satisfacciones nos da.
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