El tercer día de curso con English Matters en el contexto de un curso Erasmus nos llevó a visitar un centro educativo en Estocolmo, donde Erika, la directora nos recibió cálidamente en el comedor de la escuela. Tras los saludos iniciales, la primera sorpresa: una canción de bienvenida interpretado por los alumnos mas jóvenes de la escuela marcó el inicio de nuestra experiencia.
En el transcurso de la visita, se proyectó un vídeo que destacaba la existencia de tres edificios principales en las que se reparte la oferta formativa de Grönkullaskolan (Colina Verde traducido) nuestra escuela anfitriona, mientras se nos recordaba la política de no utilizar teléfonos móviles durante la jornada escolar. La escuela ofrece sus instalaciones a los estudiantes para que puedan realizar deberes, con profesores disponibles para asistirles en caso de necesidad.
Durante nuestra estancia, nos enteramos de que algunos alumnos estaban realizando exámenes nacionales, lo que añadía un componente adicional de responsabilidad y expectativas académicas a su trayectoria. Nos quedamos asombrados con la diversidad , con alumnado de hasta 42 nacionalidades conviviendo en un ambiente sano y enriquecedor.
Unas alumnas nos acompañaron en todo el recorrido mostrando diferentes estancias. La cafetería era su lugar favorito, un espacio donde ellos mismos trabajan atendiendo al resto de alumnos, siempre bajo la supervisión de un profesor. Esto nos ofrece un ejemplo de la autonomía y responsabilidad fomentadas en la escuela. Con alrededor de 500 estudiantes y entre 15-20 alumnos por clase, el horario escolar iba desde las 8:00 hasta las 15:00, con seis clases diarias.
Durante la visita, también tuvimos la oportunidad de visitar la biblioteca y observas clases de manualidades, costura, geografía y matemáticas. La profesora de Matemáticas mostró su versatilidad impartiendo su clase en inglés y en sueco de forma simultánea para facilitar la adaptación de un estudiante griego recién llegado. La libertad y la autonomía de los alumnos eran evidentes, aunque siempre dentro de un marco de orden y disciplina, como lo demostraba el curioso hábito de algunos de poner los pies en las sillas.
En una clase de geografía, pudimos apreciar el enfoque pedagógico, con 15 alumnos y dos personas recibiendo apoyos individuales sobre todo por cuestiones lingüísticas . La metodología expositiva se combinaba con actividades prácticas, como la distribución de atlas y la realización de ejercicios.
Nuestro tiempo en el colegio se completó con un almuerzo en el comedor mezclados con alumnos y profesores locales. Tuvimos ocasión de comprobar que el español (y España) es muy popular en Suecia. Muchos alumnos nos saludan en nuestro idioma y nos preguntaban curiosidades de nuestro país. En concreto compartimos almuerzo con María y Rosana que mantuvieron una conversación sorprendentemente madura donde tratamos temas como el asociacionismo de los jóvenes, los impuestos o la forma de pasar el tiempo libre siendo jóvenes en Suecia.
La jornada matutina concluyó con la sensación de haber conocido una comunidad escolar en constante evolución, muy diferente a la nuestra pero con el mismo objetivos: conseguir jóvenes preparados y competentes para los retos del siglo XXI.
Con la buena sensación de la mañana debíamos planificar la tarde. Mientras hablamos con nuestros colegas portugueses, nos plantearon visitar juntos el museo nórdico de Estocolmo, ubicado en un bello palacio renacentista, en cuyo interior pudimos conocer la historia y tradiciones de Suecia desde el s.XVI hasta la actualidad. Esta visita nos permitió tener una visión más global del país que nos acoge, compartiendo tiempo y espacios con colegas europeos del programa Erasmus+.
Seguimos trabajando, seguimos aprendiendo.
Comentarios
Publicar un comentario